martes, 13 de noviembre de 2018

Justificación no pedida, culpa manifiesta.

La tarea de escribir un Blog presupone tanto un exceso como una ausencia de vanidad. En el primer caso implica pensar que, dentro de los muchos textos que ya circulan en la red, las propias palabras son merecedoras (¿importantes?) para ser leídas por alguien más. Para el segundo caso, el ejercicio mismo de escritura, y la transparencia en el ejercicio público y abierto de poner las opiniones al alcance de la mayoría figura, en algunos casos, como un grito desesperado para ser escuchado.

En mi caso específico las dos son totalmente validas y las reconozco. Acepto un montón de vanidad sobrestimada en mi, que me lleva a pensar que tengo algo importante que decir; pero también reconozco en mi ejercicio un grito desesperado por ser leído, reconocido dentro de los marcos de transparencia que posibilitan (¿imponen?) las actuales herramientas virtuales.

Para ambos casos tengo una explicación. Mi exceso de vanidad va acompañado de las trayectorias académicas que he recorrido. Primero el pregrado en psicología en la Universidad Católica de Oriente, con todos los errores que mi elección profesional implica. Segundo el haber realizado mi maestría en Psicología Social en la Universidad Pontificia Bolivariana y la oportunidad que tengo hoy por hoy de realizar un Doctorado en Ciencias Sociales en esta misma universidad.

Estos títulos académicos, que si bien pueden ser simplemente nombres vacíos, títulos agregados que justifican jerarquías del saber, han costado esfuerzos, han permitido aprendizajes y me han llevado a abrir caminos a punta de preguntas y no simplemente de certezas. Por tal razón los considero como lugares legítimos para pensar que lo que digo merece ser leído.

Por su parte, la explicación a la baja autoestima, que relaciono con el hecho de escribir un Blog, también parte de esta misma trayectoria. De la soledad que implica, en muchos casos, nuestros egos inflados desde la academia. De la peregrinación silenciosa que implica hacer un doctorado y encontrar oídos que oyen, pero no escuchan. Por tal razón también escribo, para encontrar ecos, interpelaciones y aportes desde otros lugares.

Como se podrá prever lo que espero escribir aquí está relacionado con las actividades de mi cotidianidad presente y esta tiene que ver con mi formación Doctoral. Así espero no sólo escribir sobre aquellos temas que me llaman la atención de una forma más personal y desprevenida; sino también escribir sobre los espacios, los momentos, las personas y las situaciones en las cuales se discute y se reclama el derecho a ser reconocido como un Doctor en Ciencias Sociales.

Desde ya quedo en deuda de muchas cosas. La primera explicar un poco la elección del nombre del Blog. Espero hacerlo pronto, pero consideraba necesario justificar algo que no se me ha pedido para así reconocer la culpa que me genera el limitarme constantemente a la lectura y escritura académica a expensas de otras formas de expresión. También justifico de entrada las limitaciones de tiempo que dificultan un proceso de escritura más depurado, con lo cual estoy reconociendo desde ya cualquier error que se me pueda escapar en la redacción.

Aquí dejo este espacio que es más para mi, pero que gracias a la transparencia del medio elegido es también para todos. Dejen los comentarios que consideren necesarios. ¡Nos estaremos leyendo!







Voy siendo profesor

Siempre he dudado de esta denominación. Me parece que afirmar en primera persona ser un profesor es algo pretensioso. Una de las razones...